domingo, 2 de enero de 2011

Érase una vez un templo

(31 de diciembre, horas antes del nuevo año).

El templo Krishna te recibe con jóvenes en traje naranja cantando alegremente y tocando instrumentos de la India que evocan dulcura e inocencia. Las chicas te entregan dos flores: una amarilla y una rosada.
Las habitaciones son cómodas y acogedoras. La vista desde cualquier ángulo es bella.
Al venir a este templo dejas de sentirte "especial" por haber decidido pasar un año nuevo diferente. Acá, definitivamente, vive gente más "especial" que tú.
Jóvenes en su mayoría, en busca de algo, que probablemente no encontraron en la tradicional religión católica que sus padres le transmitieron por inercia.
Esta es una escultura de un ex voluntario, simboliza la gente atrapada en el consumismo.

Los hombres llevan una trenza graciosa, las mujeres creo que nada en especial. Todos sonríen, pues probablemente ya encontraron lo que buscaban.
Desde el bus de venida ya conocía a alguien que también había decidido comenzar el año de una forma diferente y "sola". Somos alrededor de 15 "solos" en este tour....claro ahora somos un grupo.
También hay familias, niñas, niños, abuelos,....hay todas las generaciones pero a la hora del yoga planetario parece que fuéramos de la misma edad y con una misma ilusión: Un año 2011 que nos de la tranquilidad que ansiamos.
Como dice el guía: "Todos estamos hoy acá, en este templo, por algo." "Nada en esta vida es coincidencia".
El templo, a un lado cerros de arena, al otro el sonido del mar.
Hare Krishna
Hare Krishna
Krishna Krishna
Hare Hare

Hare Rama
Hara Rama
Rama Rama
Hare Hare

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